Y la frescura es saboteada por el envío de larga distancia.

Estas son cadenas a gran escala, después de todo. ¿Por qué otros estadounidenses no pueden tener acceso a las cifras nutricionales a las que ahora están acostumbrados los neoyorquinos?

Y si hay alguna innovación en la cocina, espero que sea en la dirección de menos manteca. Me gusta una cebolla Bloomin ‘frita tanto como cualquier otro chico. Pero también me gusta mi corazón, y si voy a freír mis arterias, al menos me gustaría tener el privilegio de ver a mi enemigo entre los números.

Foto de Sean Fraga

Recientemente regresé a Maine Coast Semester, un programa para estudiantes de tercer año de secundaria dirigido por la Fundación Chewonki. Enseñé en MCS antes de venir a Yale, y aunque mi función como miembro de la facultad era enseñar Historia Estadounidense y otro curso sobre Asuntos Ambientales, fue allí donde inicié mi estudio encubierto en curso sobre el papel de las granjas y jardines escolares en la educación. gente joven.

El director de MCS me había invitado a volver a hablar sobre el Proyecto de Alimentos Sostenibles. Hablo mucho sobre el Proyecto de Alimentos Sostenibles, pero esta audiencia me puso nervioso: 40 jóvenes traviesos e inteligentes de 16 años. Además, estos jóvenes habían pasado un semestre haciendo un riguroso trabajo académico junto con trabajo físico en la granja Chewonki de diez acres. Habían recolectado huevos, ordeñado vacas, movido cercas de ovejas, plantado verdes primaverales y cortado madera. Algunos de ellos se habían preocupado por Sal, el caballo de trabajo de 1.200 libras.

¿Qué les iba a decir sobre la importancia pedagógica de una granja escolar?

Las granjas escolares enseñan que comer alimentos de temporada es una opción razonable, que dedicar la vida a la tierra es una opción, incluso cuando eres un graduado de la Ivy League.

Decidí que tenía mucho que aprender de ellos. (Puede reconocer esto como un viejo pero honesto truco del maestro: pregúntele a los estudiantes). Soy bastante firme en que el tiempo que se pasa trabajando en una granja o en un jardín conecta a los estudiantes con la tierra y eso, al hacerlo, les da la capacidad preocuparse por el medio ambiente. Reflexionaron sobre esta idea, pero rechazaron otras respuestas de su experiencia de manera reflexiva y cuidadosa.

La primera estudiante, Micah, se centró en el conocimiento de primera mano que ahora tenía sobre el origen de su comida y el trabajo que se necesita para cultivar esa comida. La segunda estudiante, Nathalie, se hizo eco de esta idea. Nathalie acababa de terminar un proyecto de investigación sobre el secuestro de carbono y, aunque estaba interesada en el papel que tenía la agricultura para frenar el calentamiento global, el papel pedagógico de una granja escolar era simple para ella: necesita saber de dónde vienen sus verduras.

Se levantó una tercera mano y Sam ofreció una respuesta. Habló sobre la capacidad de elegir alimentos saludables. Y mientras nuestra conversación luego se centró en el aumento del valor nutricional de los productos orgánicos, he estado pensando que elección podría haber sido la palabra más importante aquí. Las granjas escolares enseñan que comer alimentos de temporada es una opción razonable, con mil repercusiones placenteras, que cultivar alimentos de una manera ambientalmente racional y económicamente eficiente es una opción, y que dedicar la vida a la tierra es una opción, incluso cuando se está un graduado de la Ivy League.

Entonces, una joven llamada Eliza levantó la mano. Su respuesta me dejó boquiabierto. Señaló que el trabajo académico a menudo premia la competencia y el logro individual. Dijo que la granja la sacó de este ensimismamiento y le pidió que pensara en la tierra, la comunidad y la importancia de ser generosa.

Y eso es algo que vale la pena enseñar.

Foto de yummyporky / FlickrCC

A menudo, se plantea la cuestión de si "orgánico" o "sostenible" la agricultura puede alimentar al mundo. No puedo responder a esa pregunta, ni nadie más, en mi opinión, ya que no vivimos en el momento en que se está haciendo. Y seguro que hubo un momento en el que se hizo, sin herbicidas y sin tractores con aire acondicionado y conectados al GPS, o nosotros, como pueblo, no estaríamos aquí hoy. Sin embargo, me pregunto por qué un país o un grupo de personas se sentirían obligados a alimentar al mundo. ¿Dinero? ¿Control de alimentos? ¿Control de personas? ¿Los tres?

Cada país que existe tiene una base agrícola, o una estrecha relación con el mar y lo que éste proporciona. Ciertamente, hay tragedias climáticas, políticas o relacionadas con la guerra que destruyen o dificultan la capacidad de una población para alimentarse. Si otros países o personas pueden ayudarlos a recuperarse, es algo bueno que hacer.

Pero en general, hemos llegado a tener esta cantidad masiva de personas en el mundo porque a lo largo de la historia, los países se han alimentado con éxito. Claro, siempre ha habido intercambios entre ellos para proporcionar golosinas exóticas, para la diversidad o para el deleite, pero incluso en una economía global, tiene sentido para la salud que las personas coman alimentos producidos en su entorno y en su comunidad. La frescura es tan importante como la falta de venenos en los alimentos que comemos. Y la frescura es saboteada por el envío de larga distancia.

No tenemos ningún deseo de ser una gran granja, ningún deseo de alimentar al mundo. Nos interesa nutrir a nuestra comunidad.

Nuestras dos granjas individuales, combinadas, son pequeñas según los estándares corporativos. No tenemos ningún deseo de ser una gran granja, ningún deseo de alimentar al mundo. Estamos interesados ​​en nutrir a nuestra comunidad, a la que vendemos, a precios minoristas, desde nuestro puesto en la finca. Nos ganamos la vida de manera digna con la agricultura y tenemos nueve empleados de mucho tiempo que reciben una compensación justa. Cultivamos verduras y frutas en aproximadamente diez acres de los 50 que poseemos. Nuestra tierra está intensamente cultivada. Senderos simples camas separadas. Aprovechamos al máximo muchos cultivos.

Foto de Carol Ann Sayle

Por ejemplo, sembramos remolachas, nabos y zanahorias de manera espesa, de modo que podamos vender remolachas / nabos / zanahorias baby primero, luego en tamaño completo y, por último, a granel. Agrupamos y vendemos las hojas de brócoli, coliflor y coles de Bruselas además de sus "Fruta." Cultivamos una amplia diversidad de productos durante todo el año para que nuestros clientes puedan comer verduras de temporada directamente de la granja. Cubrimos cultivo; hacemos nuestro propio abono. Usamos tractores, pero con frecuencia estamos al final de una azada. Toda la siembra y cosecha se realiza a mano. Valoramos el ejercicio, el aire fresco y el sol como bonificaciones para nuestra salud.

Obviamente, debe haber granjas más grandes para los alimentos que necesitan los centros urbanos en áreas con inviernos duros, y también artículos a granel, como granos. Pero en climas moderados y durante las temporadas de crecimiento óptimas, podemos estar mejor atendidos si comemos alimentos cultivados en un suelo saludable y vendidos en un estado fresco, principalmente verduras, con carne y granos como adiciones al plato en lugar de dominarlo. Quizás entonces, estaremos bien nutridos y no requeriremos tal volumen de producción de nuestros agricultores.

La agricultura presenta muchos desafíos, en todo tipo y tamaño de explotación. Respetamos a los agricultores. Nos gustaría alimentar a nuestros ciudadanos primero, obtener un precio justo por nuestra producción, sin recurrir a subsidios gubernamentales, y ayudar a los necesitados en todo el mundo a corto plazo, en lugar de aceptarlos como dependientes de la nutrición.

Foto de Aaron Pott

Al final del invierno, mientras la mostaza florece en las hileras de enredaderas, es hora de salir y podar. La poda es mi tarea favorita en el viñedo. Es uno de los pocos trabajos que he encontrado creativo y meditativo al mismo tiempo.

La poda también marca el comienzo de la temporada del viñedo: el crecimiento del eretron aktiv farmacia precio año pasado se reduce al mínimo y la vid recibe la señal de que es hora de comenzar el proceso de nuevo. Es el momento en que estás más cerca de la vid, donde realmente conoces las peculiaridades y formas únicas de casi cada planta individual.

La poda es muy artística. Como una escultura, está definiendo la apariencia de la vid no solo para la próxima cosecha, sino que la marca durante toda su vida. La poda es el trabajo inicial que definirá la calidad de la vendimia así como el vigor de la vid y rendimientos.

Para mí, la poda es una operación familiar y todos participan en el trabajo.

Los que podan bien se enorgullecen de su trabajo. Recuerdo a un gran patán llamado Michel que trabajaba en La Tour Figeac, y todos los años participaba en un concurso de poda local, cuyos finalistas avanzaban a un concurso regional. Si fueran realmente buenos, avanzarían a la final para tener la oportunidad de ganar el "tijeras de podar doradas," coronándolas como las mejores podadoras de Francia.

El enorme Michel, sus dedos del tamaño de papas de Idaho, lo ganó un año. Traía las tijeras de podar doradas, aseguradas a una placa, desde su lugar de honor sobre la estufa de la cocina para que los que estaban alrededor pudieran asentir y hacer una genuflexión con reverencia.

Cuando podaba con Michel, me recordaba cada cinco minutos que había ganado las tijeras de podar doradas, lo que recuerda a unos amigos míos que fueron a Harvard y que son capaces de poner eso en la primera frase de cada vez que conocen a un extraño. Cuando un día critiqué la técnica de Michel, señalando que sus cortes estaban demasiado cerca de la vid y provocaban que la madera se secara en la vid, restringiendo así el flujo de savia, no me habló durante dos semanas.

Semanas después me di cuenta de que Michel había adoptado mi técnica. Un año después, cuando comenzamos a podar nuevamente, me recordó:"¡No te olvides de los conos de secado, Aaron!" y entró directamente en la historia de su victoria en la final del concurso de poda. Eventualmente tomó la sensación de la escena final de la película. Lo bueno, lo malo y lo feo, con Michel como un Clint Eastwood de gran tamaño.

Michel podía podar bien y pensó que era muy rápido y eficiente, pero lo despedirían en un día si intentaba trabajar en un equipo de poda migrante en el Valle de Napa, donde la velocidad es primordial. Es mágico verlos mientras vuelan por las filas, despojando a las enredaderas de sus bastones como Aquiles en un carro nivelando a los troyanos en los campos de batalla de Prium.

Para mí, la poda es una operación familiar y todos participan en el trabajo. Mientras podo, mi esposa Claire ayuda a mi madre Enid, de 76 años, a arrancar la madera cortada que se ha enredado en los cables, mientras nuestro amigo Nico dobla y ata las cañas al cable. Mi hija de dos años empaca la leña, que usaremos para hacer barbacoas en verano. Nada mejor que un excelente bife, cordero, salmón o verduras a la plancha cocidas con bastones de vid.

Foto de Aaron Pott

La poda es también un ejercicio de pintura de cercas de Tom Sawyer en mi casa. Invitamos a la gente a que venga a la casa anunciando un "borracho" el almuerzo y, cuando llegan, les ponemos unas tijeras de podar en las manos y las mandamos fuera por unas horas para que se ganen el sustento. Una de nuestras víctimas, Alison Frictl, en realidad quería aprender el arte de la poda y se había puesto en contacto conmigo dos meses antes para reservar un lugar en una lista que traté de hacer sonar extensa y exclusiva.

La técnica de poda que utilizamos se llama "Guyot doble modificado". Fue inventado por un Dr. Jules Guyot, que fue enviado por Napoleón III durante un período de cinco años para hacer un estudio agrícola en Francia. Es conocido no solo por sus sistemas de poda de caña, sino también por una variedad de pera: la Dr. Guyot.

El Guyot doble modificado consta de dos cañas largas de madera de un año con seis a ocho yemas que crecen de madera de dos años. La vid también tiene dos bastones o espolones cortos de dos yemas debajo de los dos bastones y más cerca de la vid, lo que ayuda a establecer los bastones largos para el próximo año y a mantener una enredadera de forma compacta y firme. Una o ambas de estas espuelas se pueden omitir si las cañas están cerca de la vid y muy por debajo del alambre de fructificación.

Justo cuando el sol tocaba la cima del monte Veeder, Alison se acercó a la última vid y terminamos. Es increíble lo que puedes lograr dando un poquito de vino a tus amigos. Terminado por fin.

Foto de Terrence Henry

Antes de venir a Argentina me dijeron que aquí no se podía comer buena comida mexicana. Los argentinos son reacios al calor, decían sus amigos, así que si lo pruebas, te entristecerás. Bueno, tal vez La Fabrica del Taco no estaba cuando estuvieron aquí, porque ya nos fuimos y estuvo bien. Vine a San Diego y he amado la comida mexicana toda mi vida, tanto la tradicional como la Cal-Mex y la Tex-Mex. Fue difícil vivir en la costa este porque nunca encontré un lugar que pudiera hacerlos bien. Afortunadamente, hay una opción aquí en BA que sí lo hace.

Como la mayoría de las cosas buenas, lo mantienen simple: solo hay dos tipos de tacos, carne asada (filete de falda marinado) y pollo, que puede comer con queso o sin él.

La Fabrica es un estilo tradicional taqueria en el barrio de Palermo Soho. Esos son los dos luchadores de tacos en la foto de arriba, tomados de la barra de pie afuera (hay muchas mesas, e incluso una tienda de artesanías mexicanas, adentro).

Como la mayoría de las cosas buenas, lo mantienen simple: solo hay dos tipos de tacos, carne asada (filete de falda marinado) y pollo, que puede comer con queso o sin él. Los tacos vienen en el original. taqueria estilo, sin crema agria o guacamole o queso cheddar rallado o incluso lechuga para estropearlo, solo carne, una tortilla de harina suave hecha en casa y muchos jugos goteando por los bordes.

Tienen tres salsas picantes que puede agregar a su taco, a diferentes niveles de picante (y el picante hace honor a su nombre), así como la tradicional guarnición mexicana para tacos, cebolla cruda picada y cilantro, y una rodaja de limón.

También en oferta: pico de gallo, algunas opciones vegetarianas, guacamole fresco y refrescas como limonada o té helado de hibisco. O un cubo de Corona.

Los tacos cuestan dos dólares la pieza, al igual que las cervezas frías, lo que significa que puedes irte muy feliz (y un poco menos nostálgico por la taquerías de tu juventud) por ocho dólares. Quizás esto no sea una ganga para los estándares de Buenos Aires, pero es razonable. Y valió la pena.

LA FABRICA DEL TACOGorriti 5062, Palermo Soho 4833-3534 Abierto de 8 pm hasta tarde de martes a jueves; a las 13:00 horas de viernes a domingo; Lunes cerrado

El domingo, The New York Times publicó un perfil del chef y restaurador superestrella Daniel Boulud, pero no estaba en la sección que cabría esperar. El excelente artículo estaba en la portada de Sunday Business, el comienzo de un examen de 3.000 palabras de la serie de éxitos financieros de su empresa. La nueva empresa de Boulud, decía el artículo, fue la más descarada hasta ahora: una brasserie informal llamada DGBG que llega cuando la economía no muestra signos de una rápida recuperación:

Según los propios cálculos de Dinex Group [la empresa de administración de restaurantes de Boulud], DBGB debe generar $ 4.5 millones al año en ingresos para ser rentable, lo que no es fácil en un momento que un portavoz de la Asociación Nacional de Restaurantes llamó "el más desafiante que ha visto la industria de los restaurantes en varias décadas." Una empresa de marketing para el consumidor, NPD, emitió un informe hace unas semanas indicando que el tráfico nacional de restaurantes había disminuido por segundo trimestre consecutivo.

Cuando el curador de Food Channel, Corby Kummer, cenó en uno de los restaurantes de Boulud, se centró en la comida y el servicio, no en los resultados de la empresa. En ese sentido, el buque insignia Daniel ascendió a nada menos que "perfección," el escribio:

Su logro singular es servir lo que en cualquier día probablemente sea la mejor comida en la mejor ciudad gastronómica del mundo con una actitud que implica que los comensales comen tan bien con tanta frecuencia que no vale la pena mencionarlo.

La gran pregunta que enfrenta el Sr.